«Tomar acción es realmente el comienzo del proceso creativo. Tendemos a pensar que el proceso creativo comienza con una idea. Pero tener una idea no es el mérito. El mérito es escoger una, llevarla a cabo y dejar que tome forma a través de ti» - Extractos del artículo: ‘Me pasaba que a veces…no me atrevía a tomar acción’
La semana pasada di una pincelada sobre el proceso creativo y sobre la importancia de tomar acción para que las ideas se materialicen realmente. Esta semana, sentí la llamada a elaborar un poquito más este concepto de ‘permitir que las ideas tomen forma a través de nosotros’.
Las ideas aterrizan en nuestra mente pero…una vez recibidas, ¿cómo permitimos que vayan tomando forma a través de nosotros? ¿nos convertimos en ‘simples’ herramientas para moldearlas? ¿o diseñamos un plan rígido que ejecutar para materializarlas a nuestro antojo? ¿cómo sabemos cuando debemos tener determinación y cuándo debemos permitir que la idea marque el camino? ¿cómo logramos ese equilibrio?.
Lo que me ocurría cuando tenía una idea es que diseñaba en mi cabeza, casi de forma automática, todo el proceso necesario para llevarla a cabo. No se si debido a mi formación (estudié y trabajé como ingeniera civil y project manager varios años), me resultaba sencillo visualizar los procesos con todo lujo de detalles, tanto, que sólo veía una serie de tareas que ejecutar para llegar a la meta deseada. El acto de crear se disolvía y a menudo me inundaba una sensación de ‘ya está todo hecho’, lo que provocaba que perdiese parte de la ilusión y la curiosidad, ambas necesarias en los procesos creativos.
Este método de determinar las actividades desde el principio se conoce como ‘Reverse Engineering’: sabes a dónde quieres llegar y desde ahí, seleccionas en reverso los pasos que debes ir tomando. Esta forma de trabajo presenta numerosas ventajas según qué tipo de proyectos y aún lo aplico en mayor o menor medida. Pero un proceso creativo en toda regla, no puede diseñarse a través de ‘Reverse Engineering’ desde el minuto uno.
Los procesos creativos no funcionan de manera tan lineal. Lo único que tú decides al principio es comprometerte con la idea. En ese punto, es cuando la aventura empieza y como todas las grandes aventuras de esta vida, se sabe dónde comienzan pero no dónde finalizan. Por eso son aventuras.
Por lo tanto, elegir una idea no es el fin, sino el comienzo.
Esa idea pronto cobrará vida y empezará a materializarse en este plano físico como un primer esbozo o prototipo inicial que habrá que macerar, regar y sostener para que vaya creciendo a su amor.
Tú te conviertes, de algún modo, en el acompañante, en el instrumento que la llevará a cabo. Este proceso se conoce como ‘quitarse de en medio’: esa idea va a empezar a guiarte y es tu responsabilidad, deber y derecho seguir esos pasos y evolucionar con ella. Es sólo cuando ya hemos abierto camino, que van apareciendo otras opciones que no habríamos podido prever únicamente pensando desde nuestra cabecita. ‘Enamorarse del proceso’ consiste precisamente en dejarte asombrar por el rumbo que va a tomar lo que inicialmente pensaste y dejar que el ‘no-saber’ te embauque y seduzca. Ese es el proceso creativo real: escuchar, observar y adaptarse a lo va surgiendo.
Autores como Rick Rubin, Julia Cameron o Elizabeth Gilbert han escrito largo y tendido sobre el proceso creativo. Yo misma tomé varios cursos de Design Thinking ya que mi PhD era parte de la Facultad de ‘Industrial Design Engineering’. Todos estos autores y varias teorías de ‘Design Thinking’ coinciden en que funcionamos como antenas, que tenemos la capacidad de filtrar ideas y que depende de nosotros tener la apertura y sensibilidad para recibirlas y tener la determinación para llevarlas a cabo. Si no lo haces tú, otra persona será la encargada de materializarla. Estoy de acuerdo con esa afirmación aunque yo concibo el proceso de creación como una simbiosis: un baile íntimo entre tú y tus creaciones, un compromiso mutuo en el que tú las eliges y ellas te eligen para que tú las desarrolles. Sí, seguro que otras personas pueden materializar un concepto similar pero jamás será expresado de la misma manera. Tu creación, aunque nazca de la misma idea raíz, será única porque pasa por tu filtro: tus genes, tus experiencias, tu impronta. Por eso no te rindas y no la sueltas porque esa idea se irá enriqueciendo con tus peculiaridades, tu historia, tu perspectiva y tu manera de hacer las cosas.
De hecho, en mi experiencia, cuando la idea ya empieza a cobrar vida se convierte también en tu sostén. Tú le metes tu energía - atención, cariño, tiempo - y ella te lo devuelve. Se convierte en una extensión de ti que te acogerá cada vez que te presentes ante ella. Te hará reír, o llorar, o enorgullecerte o te señalará tus puntos ciegos. Tú te comprometes a acompañarla y ella hará lo mismo contigo.
Hay una frase de Julia Cameron que representa muy bien mi percepción del proceso creativo:
«Muy bien universo, tú te encargas de la calidad y yo de la cantidad»
Me gusta esta afirmación porque deja fuera la presión de tener que llegar a un determinado nivel o a un resultado concreto. Este enfoque es mucho más divertido y ligero que el de querer controlarlo todo, como yo pretendía hacer hace años. Y también me da más calma ya que nos invita simplemente a CONFIAR y a hacer lo que está en nuestras manos que es presentarte, ese ‘show-up’ del que también hablé la semana pasada. Es más sencillo de lo que pensamos: lo único que tienes que hacer es abrirte a recibir la información, buscar el tiempo y confiar lo suficientemente en tu criterio y tus capacidades para crear aquello que busca ser expresado a través de ti. Con eso basta.
Hasta aquí mi opinión y experiencia con el proceso creativo…tengo ganas de saber cómo lo vives y lo gestionas tú🤓😉
Te leo🤗
Con amor,
Julia💛
El mini-curso de escritura de Lazos Personales es un claro ejemplo de creación sostenida y de simbiosis con mis ideas…hacía tiempo que quería dividir este curso en varias sesiones (antes sólo era una sesión) y está siendo muy bonito sentarme a investigar las preguntas que voy a ir proponiendo y cómo estoy estructurando los bloques porque, de alguna manera, me están invitando a reflexionar de vuelta y es precisamente lo que necesito en este momento de mi vida❣️
Plazas abiertas para apuntarse hasta el 20 de junio. Si sois suscriptores de ‘The Journal’, recibiréis un mail (a través del chat de Substack) con un código de descuento.
Todos vivimos en un mundo recreado por nuestro cerebro a partir de las experiencias que hemos vivido. Por eso hay a quienes les parece raro algo, cuando para otros es normal. Si tomamos esta tesis como válida, entonces no es que ya todo esté inventado, sino que hay muchas otras personas viviendo en situaciones similares a las nuestras, pero nunca identicas. Una muy pequeña diferencia lo puede cambiar todo. Por eso no hay dos creaciones iguales, no las puede haber, porque cada una es expresión del autor.
Expresión del autor. He ahí mi proceso creativo. Simple y llanamente. Sentarse a escribir (o crear algo en general) es todo lo que toma.
Yo me hago notas de audio en cuanto se me ocurre algo, lo transcribo con IA y luego le doy forma recreando charlas en público 😂 (lo se muy friki, pero me funciona y reconozco que todavía estoy a un 40% de mi potencial) Getting there 🎉