Me pasaba que a veces...no me atrevía a tomar acción
Entrar en parálisis y cómo empezar a ponerle fin
Me pasaba que a veces, o a menudo de hecho, descartaba una idea mucho antes de empezar a darle forma: recuerdo que me perdía y embelesaba pensando en todos los detalles que creía que me llevarían a alcanzarla y la terminaba desechando porque una voz dentro de mí decía que no merecía la pena “perder ese tiempo”. Esa voz juiciosa me decía que sería imposible de ejecutar y que para qué siquiera intentarlo.
Me pasaba también que pensaba que para qué iba a esforzarme en crear o compartir algo con el mundo si ya había personas con ideas más innovadoras y brillantes que lo hacían mucho mejor que yo. Y me quedaba ahí, paralizada por las historias que mi mente me contaba.
Así pasé varios meses antes de decidirme a lanzar mi empresa en 2023. Me paralizaba pensando en ideas - cursos, talleres, artículos, ilustraciones, sesiones 1:1 o mi futura página web - sintiéndome incapaz de mover un dedo para que algo - lo que fuese - viese la luz. Fue una época difícil en la que me sentía impotente. Sin un trabajo externo que marcase las pautas, lo que quedábamos eran mi mente y yo. Solas ante el abismo con mil decisiones que tomar.
Este era un patrón de pensamiento y conducta “muy mío”, bien arraigado, al que poco a poco le fui poniendo fin.
¿Cómo?
Comprometiéndome y tomando acción. Olvidándome de las metas y enamorándome del proceso. Tuve que reprogramar mi cerebro a través de la experiencia, demostrarme que mis (las) ideas, sí podían hacerse realidad. Y que yo era la única responsable para hacer que eso pasase.
Selecciona una idea y toma acción
Perfeccionismo, miedo al fracaso, miedo al que dirán, resistencia porque aún no te sientes preparado, parálisis por sobre pensar, dudas, rumiación…
La lista sigue.
Todas son formas de autosabotaje que nos atacan de una u otra forma, por eso, toma acción. Tomar acción es realmente el comienzo del proceso creativo. Tendemos a pensar que el proceso comienza con una idea y sí, las ideas nos llegan, por eso es importante tomar nota de ellas. Pero tener una idea no es el mérito. Todos tenemos miles de ideas durante el día. El mérito es escoger una y llevarla a cabo, dejar que tome forma a través de ti. Lo complejo es elegir a lo que le vas a prestar tu atención y cariño y qué idea es la que vas a acompañar hasta el final.
En mi caso, me ayudó el seleccionar sólo una idea de las miles que me rondaban la cabeza: aquella que estuviese más alineada con mi objetivo y que fuese algo que pudiese empezar a implementar rápido. Encuentra tu ¿para qué? y a darle. Ejecuta esos primeros pasos: haz esa primera llamada, envía ese correo o cierra una fecha, por ejemplo, para publicar tu primer artículo.
Crea sistemas y estructuras
Diseña estructuras que te obliguen a mantenerte comprometido. En mi caso, reservar un local para impartir talleres de escritura, anunciar las fechas del próximo curso o compartirlo en redes sociales me obliga, de alguna manera, a hacerlo pasar. Cuando te comprometes con algo externo, es más difícil echarse atrás.
Dentro de esas estructuras, establece sistemas que te ayuden a mantener tus compromisos. En mi contexto, publicar una vez a la semana en Substack requiere que programe horas de escritura en mi agenda semanal.
Show-up
Incluye horas de ‘sólo’ presentarte.
Hay días en los que no tengo un objetivo marcado o no tengo una lista de to-do’s concreta pero igualmente mantengo ese compromiso de sólo show-up: sentarme frente a mi cuaderno y mi portátil con Notion abierto, es un gesto que ya marca la diferencia. Con esa intención, ya estás mandando(te) señales que dicen ‘aquí estoy y voy a por ello’. Esa determinación y la consecuente acción alineada, permitirá que aquello que quiere ser creado, pueda ser creado.
«Aquello que tú quieres escribir, busca ser escrito» - Julia Cameron
Estoy de acuerdo, pero una cosa está clara: tienes que sentarte a escribir. Por eso, reserva ese espacio y ese tiempo en tu agenda y haz que pase.
Enamórate del proceso
Me obligué a enamorarme del proceso en sí, de las tareas de mi día a día y no sólo de la meta. Me obligué a enamorarme de la acción de sentarme a escribir o de hacer los flyers y posts de instagram para promocionar algún taller, me enamoré de aprender a escribir el ‘copy’ del siguiente programa online.
Deja de preocuparte por las métricas o el alcance. Pensar en la meta sólo fomenta que sientas más presión y aumenta la probabilidad de que entres en parálisis. Una pregunta que me ayuda es: ¿qué pasaría si sólo obtuviese un 50% de lo que quiero conseguir? ¿y si fuese un 20%? ¿seguiría adelante con esa idea? Cuando respondemos SÍ, es una clara señal de que estamos enamorados del proceso.
Registra en tu cerebro todo lo que has disfrutado de la sesión de trabajo y celebra cada pequeño paso para disfrutar más de ese ‘show-up’ al día siguiente.
Dejemos a un lado lo que queda fuera de nuestro control para centrarnos en aquello que sí está en nuestra mano: tomar ese primer paso y elegir el seguir presentándose💛
Con amor,
Julia
Y tú…¿eres de los que toma acción con facilidad? ¿cómo decides con qué idea te quedas? y…¿cómo te mantienes enamorado del proceso?
Te leo.
Me pasa mucho. Mi mente es una máquina de ideas y requiere mucho esfuerzo y compromiso de mi parte concretarlas. Me pasa mucho eso que me enfoco en la meta y me olvido a veces de enamorarme del proceso
A mí también me pasa, no concreto y además me cuesta pasar a la acción y es por el miedo a fallar