Existe una voz interna que mantiene un diálogo constante en tu cabeza. Esa voz opera a su amor hasta que comienzas a notarla. Llega un momento en el que te haces consciente de esa incesante cháchara mental. La meditación fue la herramienta que me ayudó a detectar esta voz o voces. Hablo de voces porque, en cada situación, el tono y el mensaje cambian de matiz. A veces es preocupada, otras crítica, asustada, exigente o entusiasmada.
A medida que profundizaba en mi práctica de meditación, me daba cuenta de la incesante verborrea que tenía lugar en mi cabeza. ¿Cuánto de lo que me contaba era realmente cierto? Es una voz que cambia constantemente de perspectiva e incluso cuando lo que susurra es "positivo", sigue siendo molesta: entorpece lo que estás haciendo en cada momento e interrumpe el hecho de estar presente.
Michael A. Singer comienza su libro Untethered Soul con una exposición clara sobre cómo esta voz opera en nuestra cabeza. La naturaleza de nuestra mente humana es pensar y procesar información; para eso fue creada. No es una maldición tener pensamientos, sino una cuestión de saber gestionarlos. El objetivo no es coartar esta voz, sino detectarla y llevar tu atención al foco que realmente lo requiere en ese momento.
Además, cuando se analiza, esta voz contiene información muy valiosa sobre tu mundo interno. No obstante, hoy no vengo a escribir sobre ese análisis, sino a exponer los dos motivos principales, según Michael A. Singer, por los cuales esta voz se "dispara" ocasionalmente.
1. Demasiada energía acumulada en tu sistema
Los pensamientos son energía y cuando no la canalizamos o invertimos de manera adecuada, esta voz se vuelve muy activa, generando pensamientos atropellados sin un foco específico, que van saltando apresuradamente de un tema a otro. Esta situación puede derivar en un estado de nerviosismo, en una obsesión con temas específicos o en rumiación, dándole vueltas al mismo asunto sin llegar a ningún punto concreto.
Sea como sea, si no canalizamos este exceso de energía, intentará liberarse en forma de pensamientos cada vez más intensos.
2. Querer sentirse "en control"
En ocasiones, esta voz va describiendo el mundo externo por ti, otorgando una explicación a lo que acontece. Su objetivo es darle sentido a tu mundo para que creas que opera bajo tu control, etiquetando y juzgando aquello que percibes. Este análisis puede hacerte sentir seguro, pero lo que experimentas es solo la narración de lo que tu mente te cuenta, más que la realidad: es una manipulación mental de la experiencia externa.
A pesar de que hay miles de cosas ocurriendo en un momento determinado, tú solo te cuentas unas pocas. Esto es una forma sutil de pre-procesamiento. Según tu historial, el discurso tendrá distintos matices: a veces, tenderemos a revivir situaciones pasadas o a sobrepensar y justificar nuestra manera de actuar; otras veces, viajaremos al futuro e intentaremos resolver situaciones hipotéticas. Sin embargo, estos pensamientos no tienen efecto sobre el mundo externo, solo pueden hacerte sentir mejor o peor acerca de lo que acontece. En realidad, lo único que logran es crear una separación entre tu mundo interior y lo que está ocurriendo.
Cómo gestionarlo
Cuando me noto en la primera situación, con una cháchara mental incesante y dispersa, busco liberar ese exceso de energía en mi sistema. No sin antes preguntarme de qué me quiere informar. Una vez identificada la raíz de mi nerviosismo, suelto. El ejercicio físico, el aire libre, el shaking, el baile o técnicas de concentración como el yoga, el pranayama o la meditación me ayudan a bajar las revoluciones.
Cuando me encuentro en la segunda situación y noto a mi mente "manipulando" la realidad, me pregunto: ¿qué está ocurriendo en mi vida que me hace querer estar en control? ¿Dónde hay miedo? ¿Qué me está haciendo sentir insegura? ¿Qué estoy buscando dominar y por qué? Este proceso es complejo y profundo, pero una de las claves es sentirse seguro en el momento presente, comunicándole a tu sistema que "estás a salvo". Cualquier práctica que te conecte con tu respiración, ayuda.
La raíz de nuestros problemas no es lo que ocurre a nuestro alrededor, sino las historias que nos contamos en nuestra cabeza. Para mí, dejar de meditar significa agitación mental. Parte del malestar generalizado de estos últimos meses ha venido de la mano de dejar de lado mi práctica de meditación. Ahora que la estoy retomando, encuentro un inmenso regalo en volver a ella: un remanso de paz en el que "solo" me siento a sentir y a escuchar mi voz interna para ponerla en perspectiva.
Ayer fue la última clase en vivo del curso de Substack De Cero a Cien. Lo he disfrutado muchísimo y, a la vez, me siento cansada. Estoy esperando el sol, esperando un cambio que sé que no va a llegar desde mi mundo externo…Os cuento más…pronto.
Con amor,
Julia
Y para ti…¿cuál es la práctica que te ayuda a bajar tu revolución mental? Te leo.
Gracias por compartirlo 🙏🤍
Escribir sin parar, sin formar, con poco sentido, sólo soltando todo lo que llevo dentro, es de las cosas que más me han me ayudan últimamente, cuando tengo esa obra de teatro montada en mi cabeza y necesito recuperar mi energía.