Volver...¿cobardía o valentía?
'Hay viajes que no terminan porque realmente nunca se vuelve, sólo se continúa' | Fin de Mi Viaje de Monje, solo-trip 2022
Era julio, julio de 2022.
No recuerdo qué día exactamente.
Llevaba ya varios días con covid en la cama de mi Airbnb de Ciudad de México. Preparada para darle un cierre a mi Viaje de Monje. Después de 5 meses de naturaleza y vida en pueblos y comunidades quería cerrar mi viaje visitando la ciudad. Otra manera de honrar a la (ex) urbanista que aún vivía en mí. Pero nada más llegar a CDMX, caí enferma. Apenas pude disfrutar del primer día en el que visité el museo de Antropología y me paseé por la colonia Condesa: me pasé también por la Cafebrería El Péndulo donde compré ‘The Artist Way’ ya sabía que no me cabía en mi mochila de 60 litros pero fue uno de esos pálpitos en los que sabes que tienes que adquirir algo. Y menos mal que lo compré: ese libro fue mi única compañía en los momentos de claridad entre mis picos febriles.
Aquellos días perdí un poco el contacto con la realidad debido a la enfermedad. La que sea que fuese mi realidad en aquel momento, porque mi vida había estado en un cambio constante desde que dejé Ámsterdam.
¿Las lecciones de esos últimos meses? pues que tenía que seguir desmantelando esa necesidad intrínseca de ‘tener que ser productiva’ y que debía revisar y pulir mi dinámica en relaciones, no en las íntimas (o no sólo), principalmente en las de amistad y familiares. De estos temas hablé un poquito más en los artículos de ¿Libre? y Vivir Atados.
Después de mis meses de exploración, había decidido volver a España y a Ámsterdam. Sentía que era el momento. Pero en aquellos días, encerrada en mi habitación de CDMX, empecé a cuestionarme si realmente necesitaba volver. Ya no había nada a lo que volver como tal porque mi estilo de vida de ‘antes’ había desaparecido. Y también sabía que no tenía la más mínima intención de recuperarlo. Entonces…¿a qué volvía? No había motivos lógicos y mi mente me martirizaba por ello: ¿por qué no quería seguir con mi Viaje de Monje? ¿es que no me atrevía? ¿tanto miedo tenía a ese no-saber? financieramente, todavía podía permitirme meses de exploración. Mi cabeza me decía que ya había hecho lo más difícil que era dar ese primer paso: haberme ido. Y que debía seguir viajando. Arriesgar más. Explorar más. Pero mi corazón y mi cuerpo buscaban otra cosa: descanso. Había sido ya bastante sobre-estimulante todo lo que había experimentado en los últimos meses y la vida tranquila de La Mancha, con esos veranos de atardeceres infinitos, me reclamaba. No me reclamaba un lugar en sí. Me reclamaba más bien una sensación de paz y de seguridad, esa que se suele experimentar cuando se vuelve a lo conocido. Me reclamaba una forma de vida en la que no tuviese que estar abriendo camino cada día. Quería bajar la guardia.
Entre los desvaríos febriles de aquellos días, confundía el querer volver a la zona de confort con cobardía. Ya no sabía a qué parte debía obedecer: a la exploradora o a la que buscaba calma. Recuerdo que una de esas mañanas escribí con la intención de conseguir algo de entendimiento para encarar la situación. Líneas que mi diario de turno recogió:
«Hoy hay miedo, precedido por dudas.
Miedo porque hay una voz que me quiere hacer creer que soy cobarde. Cobarde por querer volver a Europa este verano, por querer volver a una rutina que ya he experimentado otras veces. Cobarde porque no me atrevo a continuar con el “momentum” que estoy generando en México.
Sin embargo, sé que si me quedo en México, no me quedaría porque estoy en expansión, me quedaría sólo para no perder lo que he construido aquí estos meses, que son básicamente conexiones, fantasías difusas y muchos sueños. Nada que no pudiese seguir en la distancia.
Escribiendo estas líneas, me doy cuenta de que lo valiente ahora es irse de México, irse de esta "tierra prometida" donde creo que todo se puede hacer realidad.
Lo valiente es volver a un molde que ya está hecho y no meterme en él con calzador. Quiero experimentar que ese molde puede cambiar conmigo porque…volver a lo conocido no tiene porqué implicar volver a lo ‘de siempre’.
Lo valiente es volver a convivir con mi padre y poner límites. Lo valiente es sentarme a hablar con mi madre, sin buscar su aprobación. Compartir que mi vida ha cambiado. Que ya no soy la Julia de antes porque esa no es la Julia que he venido a ser.
Lo valiente es volver. Sabiendo que muy probablemente vuelva a irme. Porque esta es la vida que estoy eligiendo»
Yo ya sabía que ese Viaje de Monje sólo había sido el comienzo. Y que volver en ese momento era necesario para sanear, para cerrar mejor y para arreglar cuestiones prácticas, como realquilar mi apartamento de Ámsterdam.
Hoy vuelvo a estar de ‘vuelta’ después de pasar cinco meses en Tailandia.
Escribo estas líneas desde el aeropuerto de Doha, mi segunda escala en esta travesía de 32 horas. No se siente como vuelta porque ya no hay una versión de Julia a la que volver: la única constancia en mi vida -en nuestras vidas- es el cambio. Ahora veo transiciones. Etapas. Fases que ocurren en distintos lugares, incluyendo los lugares habituales como lo es España para mi. Hace dos años, volver de México se sintió un poco como una pérdida, incluso como una derrota, ahora ya aprendí que, realmente, nunca se vuelve. Sólo se continua.
Con amor, Julia💛
Cositas varias:
Ya he aterrizado, estoy con un cansancio considerable pero me siento con las pilas puestas! Esta semana…
Cuarto artículo de la membresía de Release Yourself, ya cocinándose. Este mes: Creencias😏. Únete si quieres recibirlo en tu bandeja esta semana.
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Bienvenida! No sé si eres consciente de lo valiente que eres. Pero ya te lo digo yo 😀. Toda tu andadura, toda tu trayectoria, toda tú, son la expresión de tu arrojo. Pocas personas se embarcarian en las experiencias que has llevado a cabo. Y las que te queden! Un abrazo.
Qué interesante lo que compartes, Julia, como siempre! No se puede "volver" porque tú ya no eres la misma, aunque pudieras volver a tu trabajo y tu casa de siempre. Permanecen cosas (relaciones, lugares) que nos aportan una zona de confort necesaria para poder volver a echar a volar (aunque sea permaneciendo físicamente allí), pero tú habrás cambiado. Y por mucho que te digan que siempre puedes volver, en realidad nunca puedes volver en ese sentido (como viaje al pasado), no sin renunciar a muchas partes nuevas de ti que a lo mejor no tienen cabida en el molde de antes.
Por cierto, dónde vas a estar? No sé a cuántas horas de viaje estamos, pero quizá estemos a menos de las que creemos!
Un abrazo!!