Nuestra mente, por comodidad, por lógica, por condicionamiento o simplemente, en un intento de simplificar la realidad, tiende a los binomios: sí o no, blanco o negro, todo “bueno” o todo “malo”. Pero la vida no funciona así: muy pocas cosas son blancas o negras. No hay absolutos. Hay matices, detalles, sutilezas, excepciones. La complejidad -y grandiosidad- de una vida, se mide en la cantidad de gradaciones que coexisten y entrelazan “mágicamente”.
¿Tiendes a vivir en absolutos con el objetivo de simplificar tu vida?
¿Tiendes a dejar de lado los detalles porque complican tu realidad?
Siento que vivir en absolutos, vivir en ese “blanco o negro” puede llevarnos, por un lado, a edulcorar o enmascarar nuestra realidad evitando ver lo que no nos está funcionando. Nos contamos que todo va mejor de lo que va realmente. Omitimos lo que no nos gusta. Nos autoengañamos. Por otro lado, podemos adoptar un rol de víctima: centrándonos sólo en lo “malo”, buscando culpables, entrando en estado de queja. De carencia. Nos vamos al negro, a lo oscuro.
Quizá no todo sea tan perfecto como te gustaría que fuese pero seguramente, tampoco sea tan catastrófico. Que un sol radiante no te ciegue tanto como para no advertir las nubes que, en un futuro, podrían tornarse tormenta. Que una mota minúscula en la ventana no te distraiga tanto como para no disfrutar de la vista que hay del otro lado.
¿Te permites disfrutar de ‘lo bello’ aún cuando te sientes incómodo? ¿eres consciente de las limitaciones que oprimen tu vida o tiendes a centrarte sólo en lo que va bien?
Observar tu vida con toda su infinidad de matices. Con todo lo que es, con todo lo que hay. Decir(se) la verdad porque no todo es blanco o negro, porque no todo es “bueno” o “malo”.
¿Con qué frecuencia te detienes a admitir la complejidad (y belleza) de tu vida? ¿qué tan fácil aceptas lo que -simplemente- es?
Una forma de salir de los absolutos, es reconociendo lo que hay en tu vida, sin juicio. El poder decirnos: “Sí, esto está ocurriendo en esta área pero también este otro aspecto está presente”. ¿Cuál es la cantidad de matices que estás experimentando ahora mismo? ¿te sientes seguro e inspirado en el lugar donde vives? ¿cómo te sientes respecto a tus relaciones personales? ¿cómo de auténtico y sostenido te sientes en tu círculo social? ¿qué hay de tu trabajo? ¿te está llevando a salir de tu zona de confort? ¿o quizá te permite vivir tranquilo y poner foco en otras áreas de tu vida?
Reconoce los matices.
Una vez reconocidos, puedes aplicar tu criterio para decidir qué tanto debes reajustar y qué tanto escapa a tu control. Vivir en “blanco o negro” es permitir que los detalles se escapen de tu campo de visión. Te saltas el paso de desgranar y apreciar hechos y situaciones que podrían ser determinantes. Que todo es relativo, que todo depende de tus circunstancias, de lo que te haga bien, de lo que te funciona, del estilo de vida que quieras llevar. Pondera tu momento vital actual. No lo enmascares. No finjas que todo está bien o mal cuando muy raramente será tan extremo.
En mi situación actual, hay aspectos vitales que no encajan al 100% con los planes que tenía. Intento no engañarme. Reconozco los matices. No finjo que todo me encanta cuando, bajo mi criterio, no es así. Pero no dejo que esos aspectos “no cumplidos”, me impidan disfrutar de todo lo bueno que hay en mi vida, de esos detalles y pinceladas que también están llenando mi corazón estos días. Acepto que vivo en gris.
A veces, sí es tan fácil como hacer un check-in honesto contigo. A veces, no se necesita más para aceptar que existe una gama de tonalidades. Que sí podemos llorar y reír al mismo tiempo. No te limites. Vive todo tu espectro.
Con amor,
Julia
¿Te cuentas la verdad sobre tu vida? ¿Aprecias sus matices? Te leo.
Suelo decir que no me gustan los intermedios, que soy más de blanco o negro pero con tu escrito siento que es más autoexigencia. Se vale aceptar estos matices como bien indicas, gracias por hacerme reflexionar sobre este tema 🥹
Yo lo resumo así: en todos los lugares encontrarás aspectos positivos y aspectos negativos de la vida; incluyendo gente agradable y gente desagradable, una buena compañía o una mala compañía; por lo tanto es tu opción elegir: sí vas con unos o con otros. Yo me quedo con los aspectos positivos, lo demás prefiero evitarlos ya que en vez de enriquecer tu experiencia te pueden estancar y hacerte vibrar muy bajo.