Ser humano significa vivir en conexión. Esas conexiones nos unen a seres queridos, a personas que nos nutren. Nos vinculan también con proyectos, actividades o creaciones que nos apasionan y por supuesto, nos conectan con nosotros mismos: con nuestro cuerpo, nuestra respiración. Yo concibo esas conexiones como si se tratase de cordones energéticos ya que me ayudan a visualizar hacia donde está fluyendo mi energía y a qué le estoy dedicando mi atención.
En ocasiones, esos cordones, esos lazos, suponen también fugas energéticas, por ejemplo, cuando nos conectan con pensamientos repetitivos o con situaciones pasadas sobre las que poco podemos hacer, también nos mantienen adictos a relaciones (dependientes), a juegos de poder, a una necesidad de querer agradar, a buscar atención ajena constantemente…Nos atrapan en conductas disfuncionales de las que a menudo cuesta salir. Estos lazos desequilibrados nos quitan libertad, nos atrapan y empequeñecen. Son sutiles y generalmente difíciles de detectar.
¿Por qué generamos esos lazos y los mantenemos vivos?
Simplemente porque nos otorgan una sensación de seguridad, manteniéndonos atados a una repetición constante de algo que nos resulta familiar y, aunque puedan resultar nocivos o contraproducentes, vivir en un entorno conocido es, a priori ,más conveniente ya que no exponemos a nuestra mente a situaciones inexploradas en las que se alteraría.
Cortar y aprender a mantenernos en ese impás de ‘no saber’.
Cortar nos da miedo porque cuando lo hacemos, no sabemos lo que viene después. Cortar supone una ruptura con algo conocido, a veces se siente como abrir una herida y entonces habrá que pasar el duelo. Al cortar, entramos en un impás en el que podemos sentirnos aislados, fuera de lugar, no entender lo que estamos haciendo porque, racionalmente, podría no tener sentido. Es en esos instantes de no saber -cuando el miedo acecha - que las puertas hacia vivir una vida más alineada empiezan a abrirse.
Hay que entender que cortar sólo se trata de un ajuste, de una reconfiguración. Cortar es necesario antes de emprender el movimiento. Es como un péndulo que al llegar a un extremo, se queda estático por unos momentos antes de recuperar de nuevo su oscilación. Sí, es incómodo, pero también transitorio. Siéntate en esa incomodidad. Transítala.
Vivía atada.
Fue durante mi primera estancia en Tulum en el 2022, después de lo experimentado en el curso de Kundalini Body Work que me di cuenta de lo atada que estaba. Durante ese curso surgieron aspectos que, a pesar de tener identificados en el consciente, seguían bien arraigados en el subconsciente: apegos. Apegos que condicionaban mi manera de pensar y actuar.
Vivía constreñida porque, a pesar de haberme tomado tiempo, tener meses en blanco por delante y haber volado 12.000 km, seguía atándome muy sutilmente. Por ejemplo: mantenía activas algunas relaciones personales que ya sentía que no estaban en sintonía, pero en aquel momento de incertidumbre, me aportaban una sensación de falsa seguridad. También me mantenía vinculada a proyectos europeos y a mis clases en la universidad por si decidía volver a Ámsterdam, aún a sabiendas que muy probablemente no regresaría a ese estilo de vida. No me atrevía a soltar esas oportunidades porque tenía miedo… ¿y si quería volver a esa vida de antes? Mantenerme conectada a esas situaciones sólo me impedía ver con claridad lo que estaba presente para mí y visualizar lo que ya quería desplegarse.
Mi trabajo de limpia en Tulum fue empezar a cortar todos esos hilitos con rezos, danzas, temazcales, cartas de despedida y lo más importante: corté a través de mis acciones. Alcé la voz para decir ‘no’ a lo que no tocaba, solté relaciones y compromisos. Me di más tiempo fuera de redes sociales. Dejé de ‘echar cuentas’ a agentes externos y me senté a escuchar esos pensamientos repetitivos que solo cuestionaban el qué iba a ser de mi vida. Los escuché para poder soltarlos.
Cortar para relacionarse desde otro lugar.
Cuando hablo de cortar lazos, no me refiero a que nos borremos del mundo, ni a que nos desconectemos de lo que nos importa o que nos vayamos a una montaña a meditar 24/7. A veces, es sólo cuestión de resignificar lo que ya está en nuestra vida y cambiar el cómo nos relacionamos con ello.
Yo corto, no porque quiera desvincularme, sino porque quiero establecer conexiones que no estén basadas en el miedo (al pasado o al futuro) o en la culpa o en voces que dicen lo que ‘debo’ o ‘tengo’ que hacer. Busco conectar desde un lugar más sano, más puro y genuino. Un lugar de apetencia.
Hacer espacio.
Cortar lazos es un trabajo constante que cada vez se vuelve más liviano. Es ya parte de mi vida. Corto porque quiero hacer espacio.
Esta última semana me tocó cortar de nuevo.
Conocí a alguien en mis últimos días en Koh Phangan. No le conocí, me lo encontré. Le conocí en el Lago Atitlán en Guatemala hace dos años. Y me lo ‘topé’ de nuevo en Tulum hace un año. Hace unos días, lo vi rondando ‘por casualidad’ en las calles de Shritanu, el centro neurálgico de Koh Phangan. En poco tiempo, se convirtió en una conexión profunda y suave a la vez. De cacao, baile, cariño, cascadas y atardeceres. Una conexión que prometía expansión. Y embebida en esa sensación de plenitud, una certeza interna me sugirió que revisase el aquí y el ahora, los hechos y las acciones. Observándolos, supe que sólo era eso: una relación con un potencial ilusorio. Supe que tenía que soltar. Solté con amor para volver a ese ‘impás’ limpia, ligera y haciendo espacio para que entre algo más alineado. Corto para poder instaurar nuevos hilos, esos que aseguran pero que no atan. Connected to everything, attached to nothing.
Detecta tus cuerdas. Detecta esos hilos que te constriñen. Córtalos. Suéltate. Libérate. Alza la vista y empieza a brindar por aquello que aún no conoces pero que sabes que ya te está buscando. Ábrele las puertas. Haz espacio, allana el camino.
Con amor,
Julia
y tú… ¿en que áreas de tu vida, situaciones o relaciones te sientes atado únicamente porque te proporcionan una sensación de (falsa) seguridad?
El próximo 2 de marzo comenzamos con el módulo 1 del Curso de Substack. Gracias a todos los que habéis compartido❣️🙏🏽Y con ganas de conocer a los que ya estáis apuntados 😊
Las inscripciones para las sesiones en vivo siguen abiertas hasta el 29 de febrero. ¡Nos vemos dentro!
Posts relacionados con mi primera estancia en Tulum:
Wow, justo estaba hablando de esto con una amiga. Es que cuando las palabras llegan con una intención no hay quien las pare. Qué poderoso es soltar, cortar todo lo viejo para abrir espacio a lo nuevo🤍
Que liberador este texto! Muchas veces se necesita soltar para resignificar esa conexión de una manera más sana, pero aunque duela primero hay que cortar, transitar el dolor y la incertidumbre y luego (con tiempo) se puede encontrar la manera de volver.
Un placer leerte 💜