Tao es un concepto proveniente del Taoísmo que significa camino, vía o sendero. En el contexto de la filosofía taoísta, se refiere a la fuerza universal que ordena naturalmente el universo: una fuerza que busca la armonía y el equilibrio interno. Representa el balance entre el Yin y el Yang, la fuerza femenina y masculina, la luz y la oscuridad. Expansión y contracción. El hacer y el no-hacer.
Comencé a profundizar en el significado del Tao al leer el libro de Untethered Soul -La Liberación del Alma- de Michael A. Singer. En uno de los capítulos finales, The Secret of the Middle Way, Singer habla del Tao te Ching, un texto clásico de la filosofía china atribuido a Lao-Tzu.
Lo que descifré es que el Tao representa el arte y maestría de aprender a vivir en nuestro centro. No es algo que se pueda comprender de manera racional. Es sutil, algo que más bien experimentamos, sentimos o percibimos.
¿Cómo saber cuándo estamos en nuestro centro?
Lo sabemos cuando conocemos los extremos. Más bien, cuando sabemos que no estamos viviendo en los extremos. Cada área y aspecto de nuestra vida - relaciones, trabajo, actividad física, descanso… - presenta una dualidad con dos extremos opuestos; por ejemplo, trabajar constantemente sin descanso versus pasarse los días mirando al techo.
Michael propone que una buena manera de entender el Tao, es plantearse preguntas sencillas y retóricas que nos muestren esos extremos:
“¿Es bueno para una persona comer de vez en cuando? sí, claro que sí.
¿Es bueno comer todo el tiempo? No, sería excesivo.
¿Es bueno ayunar periódicamente? Sí, lo es.
¿Es bueno no comer nunca? No, acabarías muriendo”
Ambos extremos, no comer en absoluto ó estar comiendo todo el tiempo, son nefastos si se mantienen de forma ilimitada. Pero todo lo demás, ese “comer de vez en cuando” o “ayunar periódicamente” es lo que se considera vivir en el Tao. La cuestión es que es tu responsabilidad descubrir cuál es el punto medio que a ti te funciona de forma que encuentres tu propio equilibrio interno.
El Tao es el punto donde no hay energía empujando hacia una u otra dirección: comes cuando tienes que comer, descansas cuando tienes que descansar, trabajas cuando debes trabajar…es un concepto alineado con el “vivir en el presente” que el Mindfulness o las enseñanzas de Eckhart Tolle avalan.
Manuel Márquez presenta también un concepto similar en su libro Tu propósito de vida eres tú.
«La energía en su estado central, es fundamental para poder alcanzar nuestras metas y en ningún caso supone un problema a la hora de manejarla. Pero si no dominas tus energías altas (refiriéndose a un extremo) y no dominas tus energías bajas (refiriéndose al otro extremo) ellas te dominarán a ti»
La vida entre extremos
Michael A. Singer afirma que, cuando pasamos tiempo en un lado del péndulo, fuera de nuestro centro, debemos pasar tiempo en el lado contrario para reequilibrarnos: no podemos volver al centro inmediatamente.
Un ejemplo serían las Navidades: una época de excesos en lo que a comida, fiesta o gastos se refiere, que generalmente, implica un reajuste en las primeras semanas de enero. Igual ocurre cuando nos damos un atracón a trabajar para cumplir una deadline pero después necesitamos días o semanas para recuperarnos.
Yo he estado experimentando ese efecto en los últimos meses. Ahora, estoy volviendo a ponerme en forma y para ello, entreno unas 6-7 veces por semana lo que supone un desgaste excesivo de energía, un proceso por el que no tendría que estar pasando si hubiese mantenido mi rutina de ejercicio durante mi vida semi-nómada de los últimos 3 años. .
Los extremos como maestros
Llegados a este punto me pregunto…
¿Tan perjudicial es oscilar alrededor de nuestro centro y pasar un tiempo en un lado del péndulo y otro tiempo en el opuesto? ¿no se puede encontrar armonía en esa oscilación?
Acorde con la filosofía del Tao, lo ideal es permanecer en el centro porque es cuando tenemos más energía disponible para invertir en lo que deseamos. Una de las formas de volver al centro es dejar de alimentar esos extremos.
Sinceramente, aún me cuesta imaginar cómo es vivir en el centro en cada aspecto de mi vida. He aceptado que en algunos aspectos, siempre fui una chica de extremos. No me arrepiento. Conocer mis extremos me ha enseñado. Han sido mis maestros. Me han enseñado mis límites superiores e inferiores. Lo que sí y lo que no. En los últimos años, me he limitado a observar cuanta energía pierdo viviendo ellos. También he determinado cuáles son extremos para cada área de mi vida y en cuáles soy propensa a caer. Desde ahí, me resulta más fácil saber cuál es mi centro.
Examina y define tus extremos porque detectarás inmediatamente donde están tus patrones (repetitivos) desequilibrados y después, poco a poco, podrás modificar tus hábitos para dejar de alimentarlos.
No obstante…
Tu manera de vivir en el centro es única.
Tu punto medio no es estático, es dinámico. La vida cambia, tú cambias, por eso, vivir en el Tao requiere reajustes y adaptaciones constantes. Cada día. Cada hora. Es aprender a vivir en un estado de constante adaptabilidad, fluyendo con los cambios de la vida sin perder el equilibrio interno. Por eso vivir en el centro es un arte que requiere capacidad de escucha y de percepción para después, saber actuar en consecuencia.
Hay una frase del libro Come, Reza, Ama de Elizabeth Gilbert que dice así: «Muchas veces, perder el equilibrio (por amor) es parte de una vida equilibrada»
No sólo ocurre en el amor. Perder el equilibrio (de vez en cuando) en diversas áreas de nuestra vida nos puede devolver al equilibrio. Para eso estamos vivos: para experimentar y sentir y subir y bajar. Exprimir los contrastes y aprender de ellos. Basta con ser conscientes y saber cuándo y cómo llevarnos de vuelta. Esa es mi perspectiva. Por ahora, todavía disfruto de mover un poquito mi péndulo hacia uno y otro lado.
Sé que hay equilibrio en el desequilibrio.
Cuéntame ¿cómo sabes que estás en tu centro? ¿en qué áreas de tu vida sientes que tiendes a vivir en los extremos?
Con amor,
Julia
Mañana compartiré una batería de preguntas para reflexionar sobre el Tao y definir extremos con los miembros de Release Yourself, la membresía de The Journal.
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¡Qué gran artículo Julia! Como siempre. El Taoísmo es una de mis filosofías favoritas. El autor que más me ha ayudado a comprenderlo es Allan Watts. Es interesante porque a menudo los autores orientales cuestan más de comprender para un occidental, simplemente porque el contexto es distinto. Allan Watts traduce muy bien las ideas para hacerlas asequibles a la mentalidad occidental.
Me encanta la idea de usar los extremos como maestros. Delimitar bien ese rango en el que te puedes mover con comodidad y no te quita energía. Qué mejor que tu propia experiencia para enseñarte dónde debes estar. ¡Gracias por compartir!
¡Que belleza! Siempre he pensado que el equilibrio es un constante baile, como un símbolo de infinito que se mueve sin parar y que en algunos momentos te pone más en un lado que en otro y viceversa. Que el verdadero fluir se trata justo de eso, de la adaptabilidad constante, en cada momento para encontrar la danza y el ritmo que mejor te va a ti en ese instante o en cada circunstancia. Gracias por compartir