«Una mujer sagaz me dijo en una ocasión: ‘el hombre más ocupado siempre puede encontrar tiempo para ti si está enamorado y si no puede, es que no está enamorado’. Algo similar ocurre con la escritura: cuando realmente queremos escribir, podemos hacerlo en cualquier momento y en cualquier lugar» - Julia Cameron.
Cuando estamos comprometidos con algo, encontramos el tiempo para hacer que pase. No sólo ocurre con el amor romántico o la expresión creativa como menciona Cameron, si no que se extrapola a cualquier ámbito de nuestra vida ya sea nuestro trabajo, familia, entrenamiento físico o desarrollo personal. Cuando realmente queremos algo, no hace falta hablar, ni construir historias o justificarse ante los demás. Simplemente vamos a por ello; nuestras acciones nos delatan.
En este último mes y medio recorriendo Tailandia he corroborado lo comprometida que estoy con mi proyecto y con sentar las bases de mi empresa digital. No me hacía falta hablar de ello porque mis actos ya lo hacían alto y claro.
He escrito en las noches sentada en la terraza de mi cabaña en Khao Sok, acribillada por mosquitos y en cafés abarrotados y apoyada en la almohada a falta de tener un escritorio decente. Madrugué en Railay Beach para finiquitar ‘como a mi me gusta’ el artículo dominical de Substack antes de embarcarme en otra jornada de viaje interminable. Recuerdo andar apresurada buscando algún café abierto entre sus calles aún desiertas.
Trabajé intensamente en Phuket y Chiangmai para crear el contenido del curso de Substack, cuya realización me aportó una satisfacción enorme. Me quedé en vela hasta las 4 am para dar dicho curso, lo hice con ganas, con ilusión. Elegí no explorar a fondo muchos de los lugares que visitaba porque quería dedicar tiempo a otras tareas importantes para mi proyecto: avanzar con los artículos mensuales de Release Yourself o planificar mi segundo trimestre. Aproveché los viajes en furgoneta hacia Krabi para obtener nuevas ideas.
He priorizado el buscar momentos a solas para (re)llenar mi pozo creativo - leer, escuchar podcasts y tomar notas - en vez de conectar con más personas. Hay que seguir nutriéndose porque todo lo que viene sale de este cerebro, de este cuerpo y de este corazón.
No ha sido (ni está siendo) fácil pero estoy orgullosa. Lo estoy haciendo. Mis acciones demuestran que estoy comprometida.
Sin embargo…
También he vivido en una dicotomía.
Sí, mis acciones son claras, PERO mi discurso ha ido por otros derroteros desde que llegué al país.
Mi narrativa estaba plagada de queja. Ya sea en las conversaciones que mantenía con amigos y familia en la distancia o con -la poca- gente que he ido conociendo durante el viaje, me sorprendía diciendo: ‘uf no puedo más, me siento agotada de organizar toda la logística -de mi empresa y del viaje- es una locura, necesito quedarme fija en un sitio, esto es demasiado…¿a quién se le ocurre? bla, bla, bla, bla’.
Sí, haberme quedado en un único lugar este mes y medio habría sido, quizá, más provechoso. O no. No lo sé porque no ha ocurrido. La realidad es que me he movido más que una peonza. Me he cruzado Tailandia dos veces de norte a sur y una de este a oeste. Nadie me ha presionado para que así fuese, yo he sido la única tomando decisiones. Intuyo que había una parte de mí que tenía ganas de sentir el país, aunque fuese solo de pasada: quería pasar unos días con Jonathan, un buen amigo de Valencia, para hacer el gamba y ver a Jaap, mi amigo del alma de Ámsterdam, ahora afincado en Phuket. Quería ir al norte, visitar Chiangmai para perderme entre sus calles y templos y viajar por carreteras montañosas para llegar a Pai; un pueblo escondido que sospechaba que tenía mucho que ofrecer.
Hace dos semanas, me di cuenta de que la única parte donde realmente estaba perdiendo energía era en mi discurso al repetir constantemente que necesitaba quedarme quieta. Los hechos hablaban: a pesar del movimiento y de los estímulos, yo seguía cumpliendo con mis objetivos laborales sin falta. Tenía energía para trabajar y viajar; sólo entorpecía ese ‘flow’ cuando dejaba de hacer y empezaba a hablar, intentando describir y analizar la situación desde un punto de vista racional.
¿Para qué hablar tanto entonces? ¿para qué desgastar energía en esa narrativa que realmente no me estaba llevando a ningún sitio? El peligro de empezar a crear una verborrea incesante es que corremos el riesgo de creérnosla poco a poco aunque la realidad nos demuestre otra cosa. Al hablar, estaba criticando las condiciones físicas que yo misma estaba creando. Ahí supe que lo que debía hacer era cambiar el chip, soltar mis palabras y abrirme a la experiencia, disfrutar de ese movimiento elegido y seguir haciendo lo que ya estaba haciendo: trabajar cuando tenía que hacerlo.
La clave no está en sepultar nuestra palabrería o pasarla por alto. Nuestra narrativa nos deja pistas que poseen una sabiduría oculta. Preguntémonos porqué decimos lo que decimos, qué es lo que hay detrás de nuestro mensaje, ¿es realmente lo que necesitamos?. Si encontramos incongruencia, podemos hacer dos cosas: soltar nuestro discurso y seguir con lo que estábamos haciendo o bien tomar acción para cambiar nuestras condiciones. En un primer momento, yo decidí soltar mi discurso, callé y empecé a disfrutar de lo que tenía enfrente pero también tomé nota de mis palabras y ahora, he decidido parar. He vuelto al sur, a una de las islas, para darme esa quietud, tranquilidad y rutina que decía que quería…¡os iré contando!
Por último, os comparto una invitación: deja tus palabras y pensamientos a un lado por un momento y fíjate en tus actos ¿qué dicen? ¿a qué le estás prestando atención? ¿encuentras incongruencia entre tu discurso y acciones?
Con amor,
Julia
P.S. Estoy emocionada por el lanzamiento de ‘Release Yourself’ la membresía de The Journal. Mañana llega el primer artículo exclusivo y el jueves, 4 de abril nos ‘vemos las caras’ a las 19.30 (hora España) en el primer taller de la saga…¡Nos vemos dentro!🔥
Cuando escucho a mi alma a través de tus letras. Estoy impresionada y conmovida de tanta sincronía. Gracias mi Juliiii 🫀 te quiero
Mucha suerte en tu nuevo proyecto....saldrá bien, todo cuadrará, todo te habrá servido y todo llegará. Un abrazo